21 de diciembre de 2008

Toponimia... historias

Desde la primera vez que fui a la Habana Vieja me resulto impresionante conocer los nombres de sus calles y la relación que tienen con sus
habitantes, debo confesar que al principio deje pasar esta particularidad tomándola como simple toponimia, pero al caminar realmente sus calles dejando de la la impresión de turismo que me habia embargado en los viajes anteriores pude percibir un fenómeno mistico que me hace mirar cada uno de las calles de otra forma, a veces inexplicable, pero tengo muchas ganas de resolver mis acertijos investigando un poco más sobre el origen de estos nombres, La Habana... ciudad mágica que ha inspirado a grandes escritores, músicos ... en fin artistas.. porque sus calles emanan "musa", mágia... de lo bueno y de lo no tan bueno que tiene la Habana es un sentimiento...
















Pero bueno... dejando la mistica a un lado y volviendo a la toponimia latinoamericana la verdadera historia es asi:

Todo comenzó con el desbarajuste de una urbanización a la buena de Dios, a como salieran las cosas, a la bartola, y “el que venga atrás, que arree”.

La irregularidad con la cual se fue conformando la villa habanera, se refleja en el Cabildo, donde un regidor se desgañitaba pidiendo “que se ponga nombre a las calles, para que se entienda dónde se han de hacer las casas”.
.Siguiendo un método no exento de poesía cotidiana, el pueblo fue nominando las calles sobre la base de lo circunstancial. Una se identificó por la gran cantidad de artesanos que allí ejercían sus OFICIOS, lo mismo plateros que ebanistas; otra, por los paseos matinales de un OBISPO; una tercera por la LAMPARILLA que un devoto encendía ante su imagen religiosa






















Se reflejan la PICOTA donde se azotaba a los presos, lo solitario y desamparado de un paraje que parecía a propósito para que arrastraran sus penas las ÁNIMAS, y el EMPEDRADO con el cual se cubrió experimentalmente una calle por la cual desembocaba un gran volumen de agua en tiempos de lluvia, donde el novelista Alejo Carpentier inicia la acción de El siglo de las Luces.
También podían ser base para la denominación popular el ÁGUILA pintada en el cartel de una taberna, un frondoso árbol de AGUACATE, un ALAMBIQUE, o la ZANJA, primer acueducto que hubo en las Américas.
JESÚS PEREGRINO adopta tal nombre por el retablo que allí construyó el conspirador Aponte, negro artesano. Paseaba una vez el gobernador Ricafort —sucesor de Vives, antecesor de Tacón— por un paraje habanero, cuando lo sorprendió una de nuestras imprevisibles y aparatosas tormentas. Encontró amparo en casa de cierta Viuda de Méndez, y desde entonces, aunque las malas lenguas no se lo perdonasen, el mandatario siguió frecuentando la vivienda donde se había refugiado. ¿Ha de extrañarnos entonces que esa calle, perpendicular a El Prado, la nombremos REFUGIO?Tampoco faltaron unos CORRALES de reses, un gran farol en forma de ESTRELLA o la PERSEVERANCIA que se requirió para la construcción de una rúa.






































GERVASIO (Rodríguez) no fue un gobernador, ni un obispo ni un científico de renombre: le bastó haber sembrado el primer mango que se trajo a Cuba. BERNAZA (José) no hizo en su vida más que hornear panes, pero su apellido nombra la calle donde nació Plácido, el infeliz poeta martirizado cuando la pretensa Conspiración de la Escalera.







Las calles habaneras presentan un serio problema para aquellos que no conocen la ciudad. La Habana es una ciudad que ha continuado su crecimiento por varios siglos, siendo las épocas quienes determinaron el diseño de las calles. Tan pronto un barrio se poblaba, se buscaba un área donde continuar construyendo, siendo las calles en cada nuevo barrio más rectas y amplias. Muy atractiva la variedad de estilos, pero algo confuso. Sin embargo, una vez que captamos la idea, de sólo observar el ancho y rectitud de las calles en cada barrio podemos estimar en que siglo estamos.







Las calles de La Habana y sus nombres ... sus situaciones...









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